Mingi, con los ojos vidriosos y la voz temblorosa, murmuraba entre sollozos:
—Quiero pasta… ¿por qué no hemos comido pasta en todo el día?
Seonghwa intentaba consolarlo, pero cada intento solo hacía que Mingi se hundiera más en su tristeza gastronómica. Mientras tanto, Yunho y San, en un arrebato de delirio, estaban en su propio mundo. De repente, Yunho, en un impulso de cariño extremo, besó a San en la mejilla. San, sorprendido pero demasiado cansado para procesarlo, solo rió entre dientes.